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Ver la Versión Completa : [Concurso] Creando nuestra historia



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jovencal
10/10/2013, 11:08 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron

Francis
10/10/2013, 11:09 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron el

Mario-22
10/10/2013, 11:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que

Filonel
10/10/2013, 11:52 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre

yakob
10/10/2013, 11:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día

Ayose7
10/10/2013, 11:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de

EDES
10/10/2013, 12:07 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la

Rasph
10/10/2013, 12:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista

Tromax
10/10/2013, 12:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal

jovencal
10/10/2013, 12:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina

Mario-22
10/10/2013, 12:46 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo

Horseride
10/10/2013, 13:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que

Rasph
10/10/2013, 13:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había

Tromax
10/10/2013, 13:29 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una

jacitno123_ps3
10/10/2013, 13:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran

MACAFRA
10/10/2013, 13:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla

galetes
10/10/2013, 13:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla estaba

periquio
10/10/2013, 14:02 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba

Dangaarde
10/10/2013, 14:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose

EDES
10/10/2013, 14:07 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de

jovencal
10/10/2013, 14:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara

Sisbirres1
10/10/2013, 14:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al

Wifi
10/10/2013, 14:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al norte

yakob
10/10/2013, 14:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar

Genoveva
10/10/2013, 14:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon

Tromax
10/10/2013, 14:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de

Rasph
10/10/2013, 15:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una

germanvit
10/10/2013, 15:20 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta

EDES
10/10/2013, 15:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria

jacitno123_ps3
10/10/2013, 15:25 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia

Hueso
10/10/2013, 15:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia el

galetes
10/10/2013, 15:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia el lejano

Tromax
10/10/2013, 16:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un

Artia
10/10/2013, 16:20 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido

Carton
10/10/2013, 16:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar

Aleardo
10/10/2013, 16:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto

ZoroZ
10/10/2013, 16:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto donde

elloco69
10/10/2013, 16:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que

Rey_Adri
10/10/2013, 16:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba

EDES
10/10/2013, 17:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto

germanvit
10/10/2013, 17:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de

galetes
10/10/2013, 17:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles

jacitno123_ps3
10/10/2013, 17:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y

EDES
10/10/2013, 18:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales

elloco69
10/10/2013, 18:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando

Tromax
10/10/2013, 18:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso

Rasph
10/10/2013, 18:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso rumbo

Rendar28
10/10/2013, 18:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie

Se han saltado la palabra. Se admite la participación

Rey_Adri
10/10/2013, 18:29 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en

jovencal
10/10/2013, 18:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el

ZoroZ
10/10/2013, 18:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque

EDES
10/10/2013, 19:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque tuvo

antonimus
10/10/2013, 19:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega

Tromax
10/10/2013, 19:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia

Rey_Adri
10/10/2013, 19:34 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el

jovencal
10/10/2013, 19:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran

Sisbirres1
10/10/2013, 19:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial

CAPRICHOSA
10/10/2013, 20:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas

Rasph
10/10/2013, 20:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas

maldinyo
10/10/2013, 20:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que

Francis
10/10/2013, 20:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseian propiedades

antonimus
10/10/2013, 20:38 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas

Tromax
10/10/2013, 20:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas
para

galetes
10/10/2013, 20:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas
para resucitar

sofia_915
10/10/2013, 20:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies

EDES
10/10/2013, 21:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los

ZoroZ
10/10/2013, 21:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos

Wifi
10/10/2013, 21:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros

Archeus
10/10/2013, 21:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian

Mario-22
10/10/2013, 21:13 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia

germanvit
10/10/2013, 21:20 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la

Gatit
10/10/2013, 21:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana

CAPRICHOSA
10/10/2013, 21:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando

anatronix
10/10/2013, 21:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo

Francis
10/10/2013, 21:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo

alvar237
10/10/2013, 21:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo queencontro

L4NTR4
10/10/2013, 21:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos

Rasph
10/10/2013, 22:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios

EDES
10/10/2013, 22:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos

Wifi
10/10/2013, 22:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de

periquio
10/10/2013, 22:20 PM
[QUOTE=Wifi;26413]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años

sofia_915
10/10/2013, 22:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió

Rey_Adri
10/10/2013, 22:36 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a

germanvit
10/10/2013, 22:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la

galetes
10/10/2013, 22:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad

Archeus
10/10/2013, 23:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y

Sisbirres1
10/10/2013, 23:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia

EDES
10/10/2013, 23:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al

Wifi
10/10/2013, 23:11 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo

Gatit
10/10/2013, 23:16 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido

jovencal
10/10/2013, 23:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque

Aleardo
10/10/2013, 23:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra

periquio
10/10/2013, 23:41 PM
[QUOTE=Aleardo;26428]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta

Rey_Adri
10/10/2013, 23:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta la

Rasph
10/10/2013, 23:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia

VeRSuS
10/10/2013, 23:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca

Gatit
11/10/2013, 00:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió

Wifi
11/10/2013, 00:12 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la

Rey_Adri
11/10/2013, 00:25 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha

jovencal
11/10/2013, 00:30 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona

EDES
11/10/2013, 00:38 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni

Archeus
11/10/2013, 00:42 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el

Rasph
11/10/2013, 00:50 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen

Aleardo
11/10/2013, 00:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico

Sisbirres1
11/10/2013, 00:56 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal

Genoveva
11/10/2013, 01:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando

Horseride
11/10/2013, 01:32 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente

Tromax
11/10/2013, 01:39 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio

MACAFRA
11/10/2013, 02:00 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de

antonimus
11/10/2013, 02:08 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza

Archeus
11/10/2013, 02:12 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un

Francis
11/10/2013, 02:43 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem

Tromax
11/10/2013, 02:49 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem azul

Horseride
11/10/2013, 04:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar

Wifi
11/10/2013, 07:52 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio

ZoroZ
11/10/2013, 08:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio algo

jovencal
11/10/2013, 09:02 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio algo curioso

antonimus
11/10/2013, 09:04 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí

Erus
11/10/2013, 09:43 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre

Aleardo
11/10/2013, 09:46 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las

periquio
11/10/2013, 09:50 AM
[QUOTE=Aleardo;26465]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas

anatronix
11/10/2013, 10:18 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba

galetes
11/10/2013, 11:19 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una

Invidit
11/10/2013, 11:34 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella

jovencal
11/10/2013, 11:48 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa

Tromax
11/10/2013, 11:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y

periquio
11/10/2013, 12:10 PM
[QUOTE=Tromax;26471]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa

EDES
11/10/2013, 12:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si

Sisbirres1
11/10/2013, 12:42 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria

Rayorete
11/10/2013, 12:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta

Paletho
11/10/2013, 13:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a

EDES
11/10/2013, 13:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner

Rasph
11/10/2013, 13:27 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una

jovencal
11/10/2013, 13:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una Fruteria

ivens11
11/10/2013, 13:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una fruteria repleta

periquio
11/10/2013, 14:02 PM
[QUOTE=ivens11;26483]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una fruteria repleta de

galetes
11/10/2013, 14:02 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de

Sisbirres1
11/10/2013, 14:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas

Zola
11/10/2013, 14:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas

mrcrawley
11/10/2013, 14:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena

anatronix
11/10/2013, 14:23 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura

EDES
11/10/2013, 14:26 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las

Telemarker
11/10/2013, 14:40 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos

Genoveva
11/10/2013, 14:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella

humano2006
11/10/2013, 14:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a

L4NTR4
11/10/2013, 15:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto

masterdopy
11/10/2013, 15:11 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo"

Mario-22
11/10/2013, 15:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y

EDES
11/10/2013, 15:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador

CAPRICHOSA
11/10/2013, 15:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondio

Genoveva
11/10/2013, 15:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas

Rey_Adri
11/10/2013, 17:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas

Genoveva
11/10/2013, 17:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre

antonimus
11/10/2013, 17:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas

ZoroZ
11/10/2013, 18:02 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades

periquio
11/10/2013, 18:03 PM
[QUOTE=ZoroZ;26525]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

sofia_915
11/10/2013, 18:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo

jovencal
11/10/2013, 18:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles

Tromax
11/10/2013, 18:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias"

Genoveva
11/10/2013, 18:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" el

Sisbirres1
11/10/2013, 18:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" el patata

Rasph
11/10/2013, 18:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" el patata cocida

jacitno123_ps3
11/10/2013, 19:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba

galetes
11/10/2013, 19:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida (estaba)

Wifi
11/10/2013, 19:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con

elloco69
11/10/2013, 20:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su

Tromax
11/10/2013, 20:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su (mujer)

sofia_915
11/10/2013, 20:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo

Aleardo
11/10/2013, 20:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando

antonimus
11/10/2013, 20:34 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a

trunksbcn
11/10/2013, 20:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un

Gatit
11/10/2013, 20:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido

Sisbirres1
11/10/2013, 20:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con

EDES
11/10/2013, 20:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas

Wifi
11/10/2013, 20:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes

jovencal
11/10/2013, 21:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas

koin
11/10/2013, 21:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando

Tromax
11/10/2013, 21:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se

Carton
11/10/2013, 21:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó

ZoroZ
11/10/2013, 21:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con

anatronix
11/10/2013, 21:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un

EDES
11/10/2013, 21:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido

Gatit
11/10/2013, 21:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico

L4NTR4
11/10/2013, 21:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio

Wifi
11/10/2013, 22:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y

sofia_915
11/10/2013, 22:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso

germanvit
11/10/2013, 22:27 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que

JackOLanter
11/10/2013, 22:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía

galetes
11/10/2013, 22:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente

EDES
11/10/2013, 22:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas

jovencal
11/10/2013, 23:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con

Wifi
11/10/2013, 23:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas

Rey_Adri
11/10/2013, 23:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de

Archeus
11/10/2013, 23:17 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la

Sisbirres1
11/10/2013, 23:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la carcel

sofia_915
11/10/2013, 23:26 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la carcel hiperbólica

Genoveva
11/10/2013, 23:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas

L4NTR4
11/10/2013, 23:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas

Kroketa
11/10/2013, 23:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y

Erus
11/10/2013, 23:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas

EDES
11/10/2013, 23:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las

DANKITA
12/10/2013, 00:05 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas

Wifi
12/10/2013, 00:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron

Aleardo
12/10/2013, 00:25 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces

Archeus
12/10/2013, 00:46 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas

Rey_Adri
12/10/2013, 00:47 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de

jovencal
12/10/2013, 00:56 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las

Genoveva
12/10/2013, 01:00 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas

Francis
12/10/2013, 01:01 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas

Wifi
12/10/2013, 01:12 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales

EDES
12/10/2013, 01:22 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas

Aleardo
12/10/2013, 01:45 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames

jovencal
12/10/2013, 01:47 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes

Sisbirres1
12/10/2013, 01:49 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas

Rasph
12/10/2013, 01:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que

jacitno123_ps3
12/10/2013, 01:59 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian

ZoroZ
12/10/2013, 02:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran

Genoveva
12/10/2013, 02:17 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón

Archeus
12/10/2013, 02:35 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de

antonimus
12/10/2013, 02:59 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas

Genoveva
12/10/2013, 03:22 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces

Tromax
12/10/2013, 03:38 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y

darkface
12/10/2013, 03:40 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras

Carton
12/10/2013, 03:43 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando

calavera
12/10/2013, 04:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una

MACAFRA
12/10/2013, 04:26 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca

Genoveva
12/10/2013, 04:40 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba

germanvit
12/10/2013, 07:44 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre

El_Chaparro
12/10/2013, 08:29 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recien partidas,

anatronix
12/10/2013, 08:47 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recien partidas, un

Invidit
12/10/2013, 09:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recien partidas, un abejorro

Wifi
12/10/2013, 09:22 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme

Tromax
12/10/2013, 10:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de

Sisbirres1
12/10/2013, 10:16 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color

Wifi
12/10/2013, 10:23 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia

ZoroZ
12/10/2013, 10:26 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba

cristina38
12/10/2013, 10:30 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por

Wifi
12/10/2013, 11:24 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la

jovencal
12/10/2013, 11:28 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña

jacitno123_ps3
12/10/2013, 11:35 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con

germanvit
12/10/2013, 11:38 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el

ZoroZ
12/10/2013, 11:51 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón

cristina38
12/10/2013, 11:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado

EDES
12/10/2013, 12:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para

Carton
12/10/2013, 12:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle

maldinyo
12/10/2013, 12:17 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un

Tromax
12/10/2013, 12:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen

Wifi
12/10/2013, 12:25 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo

jovencal
12/10/2013, 12:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al

EDES
12/10/2013, 13:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador