Ver la Versión Completa : [Concurso] Creando nuestra historia
jovencal
10/10/2013, 11:08 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron
Francis
10/10/2013, 11:09 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron el
Mario-22
10/10/2013, 11:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que
Filonel
10/10/2013, 11:52 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre
yakob
10/10/2013, 11:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día
Ayose7
10/10/2013, 11:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la
Rasph
10/10/2013, 12:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista
Tromax
10/10/2013, 12:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal
jovencal
10/10/2013, 12:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina
Mario-22
10/10/2013, 12:46 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo
Horseride
10/10/2013, 13:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que
Rasph
10/10/2013, 13:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había
Tromax
10/10/2013, 13:29 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una
jacitno123_ps3
10/10/2013, 13:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran
MACAFRA
10/10/2013, 13:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla
galetes
10/10/2013, 13:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla estaba
periquio
10/10/2013, 14:02 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba
Dangaarde
10/10/2013, 14:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de
jovencal
10/10/2013, 14:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara
Sisbirres1
10/10/2013, 14:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al norte
yakob
10/10/2013, 14:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar
Genoveva
10/10/2013, 14:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon
Tromax
10/10/2013, 14:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de
Rasph
10/10/2013, 15:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una
germanvit
10/10/2013, 15:20 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria
jacitno123_ps3
10/10/2013, 15:25 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia
Hueso
10/10/2013, 15:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia el
galetes
10/10/2013, 15:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia el lejano
Tromax
10/10/2013, 16:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un
Artia
10/10/2013, 16:20 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido
Carton
10/10/2013, 16:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar
Aleardo
10/10/2013, 16:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto
ZoroZ
10/10/2013, 16:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto donde
elloco69
10/10/2013, 16:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que
Rey_Adri
10/10/2013, 16:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto
germanvit
10/10/2013, 17:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de
galetes
10/10/2013, 17:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles
jacitno123_ps3
10/10/2013, 17:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales
elloco69
10/10/2013, 18:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando
Tromax
10/10/2013, 18:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso
Rasph
10/10/2013, 18:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso rumbo
Rendar28
10/10/2013, 18:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie
Se han saltado la palabra. Se admite la participación
Rey_Adri
10/10/2013, 18:29 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en
jovencal
10/10/2013, 18:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el
ZoroZ
10/10/2013, 18:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque tuvo
antonimus
10/10/2013, 19:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega
Tromax
10/10/2013, 19:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia
Rey_Adri
10/10/2013, 19:34 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el
jovencal
10/10/2013, 19:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran
Sisbirres1
10/10/2013, 19:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial
CAPRICHOSA
10/10/2013, 20:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas
Rasph
10/10/2013, 20:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas
maldinyo
10/10/2013, 20:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que
Francis
10/10/2013, 20:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseian propiedades
antonimus
10/10/2013, 20:38 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas
Tromax
10/10/2013, 20:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas
para
galetes
10/10/2013, 20:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas
para resucitar
sofia_915
10/10/2013, 20:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los
ZoroZ
10/10/2013, 21:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros
Archeus
10/10/2013, 21:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian
Mario-22
10/10/2013, 21:13 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia
germanvit
10/10/2013, 21:20 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la
Gatit
10/10/2013, 21:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana
CAPRICHOSA
10/10/2013, 21:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando
anatronix
10/10/2013, 21:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo
Francis
10/10/2013, 21:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo
alvar237
10/10/2013, 21:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo queencontro
L4NTR4
10/10/2013, 21:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos
Rasph
10/10/2013, 22:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de
periquio
10/10/2013, 22:20 PM
[QUOTE=Wifi;26413]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años
sofia_915
10/10/2013, 22:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió
Rey_Adri
10/10/2013, 22:36 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a
germanvit
10/10/2013, 22:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la
galetes
10/10/2013, 22:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad
Archeus
10/10/2013, 23:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y
Sisbirres1
10/10/2013, 23:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo
Gatit
10/10/2013, 23:16 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido
jovencal
10/10/2013, 23:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque
Aleardo
10/10/2013, 23:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra
periquio
10/10/2013, 23:41 PM
[QUOTE=Aleardo;26428]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta
Rey_Adri
10/10/2013, 23:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta la
Rasph
10/10/2013, 23:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia
VeRSuS
10/10/2013, 23:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca
Gatit
11/10/2013, 00:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la
Rey_Adri
11/10/2013, 00:25 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha
jovencal
11/10/2013, 00:30 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni
Archeus
11/10/2013, 00:42 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el
Rasph
11/10/2013, 00:50 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen
Aleardo
11/10/2013, 00:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico
Sisbirres1
11/10/2013, 00:56 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal
Genoveva
11/10/2013, 01:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando
Horseride
11/10/2013, 01:32 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente
Tromax
11/10/2013, 01:39 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio
MACAFRA
11/10/2013, 02:00 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de
antonimus
11/10/2013, 02:08 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza
Archeus
11/10/2013, 02:12 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un
Francis
11/10/2013, 02:43 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem
Tromax
11/10/2013, 02:49 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem azul
Horseride
11/10/2013, 04:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio
ZoroZ
11/10/2013, 08:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio algo
jovencal
11/10/2013, 09:02 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio algo curioso
antonimus
11/10/2013, 09:04 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de arboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrian hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonia al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salio de caza un gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre
Aleardo
11/10/2013, 09:46 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las
periquio
11/10/2013, 09:50 AM
[QUOTE=Aleardo;26465]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas
anatronix
11/10/2013, 10:18 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba
galetes
11/10/2013, 11:19 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una
Invidit
11/10/2013, 11:34 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella
jovencal
11/10/2013, 11:48 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa
Tromax
11/10/2013, 11:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y
periquio
11/10/2013, 12:10 PM
[QUOTE=Tromax;26471]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si
Sisbirres1
11/10/2013, 12:42 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria
Rayorete
11/10/2013, 12:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta
Paletho
11/10/2013, 13:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner
Rasph
11/10/2013, 13:27 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una
jovencal
11/10/2013, 13:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una Fruteria
ivens11
11/10/2013, 13:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una fruteria repleta
periquio
11/10/2013, 14:02 PM
[QUOTE=ivens11;26483]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una fruteria repleta de
galetes
11/10/2013, 14:02 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de
Sisbirres1
11/10/2013, 14:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas
mrcrawley
11/10/2013, 14:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena
anatronix
11/10/2013, 14:23 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las
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11/10/2013, 14:40 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos
Genoveva
11/10/2013, 14:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella
humano2006
11/10/2013, 14:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a
L4NTR4
11/10/2013, 15:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto
masterdopy
11/10/2013, 15:11 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo"
Mario-22
11/10/2013, 15:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador
CAPRICHOSA
11/10/2013, 15:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Golem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaria dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondio
Genoveva
11/10/2013, 15:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas
Rey_Adri
11/10/2013, 17:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas
Genoveva
11/10/2013, 17:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre
antonimus
11/10/2013, 17:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas
ZoroZ
11/10/2013, 18:02 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades
periquio
11/10/2013, 18:03 PM
[QUOTE=ZoroZ;26525]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
sofia_915
11/10/2013, 18:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo
jovencal
11/10/2013, 18:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles
Tromax
11/10/2013, 18:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias"
Genoveva
11/10/2013, 18:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" el
Sisbirres1
11/10/2013, 18:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" el patata
Rasph
11/10/2013, 18:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" el patata cocida
jacitno123_ps3
11/10/2013, 19:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba
galetes
11/10/2013, 19:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida (estaba)
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con
elloco69
11/10/2013, 20:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su
Tromax
11/10/2013, 20:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su (mujer)
sofia_915
11/10/2013, 20:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo
Aleardo
11/10/2013, 20:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando
antonimus
11/10/2013, 20:34 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a
trunksbcn
11/10/2013, 20:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un
Gatit
11/10/2013, 20:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido
Sisbirres1
11/10/2013, 20:45 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes
jovencal
11/10/2013, 21:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando
Tromax
11/10/2013, 21:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se
Carton
11/10/2013, 21:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó
ZoroZ
11/10/2013, 21:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con
anatronix
11/10/2013, 21:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido
Gatit
11/10/2013, 21:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico
L4NTR4
11/10/2013, 21:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y
sofia_915
11/10/2013, 22:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso
germanvit
11/10/2013, 22:27 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que
JackOLanter
11/10/2013, 22:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía
galetes
11/10/2013, 22:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas
jovencal
11/10/2013, 23:04 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas
Rey_Adri
11/10/2013, 23:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de
Archeus
11/10/2013, 23:17 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la
Sisbirres1
11/10/2013, 23:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la carcel
sofia_915
11/10/2013, 23:26 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la carcel hiperbólica
Genoveva
11/10/2013, 23:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas
L4NTR4
11/10/2013, 23:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas
Kroketa
11/10/2013, 23:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades vanales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las
DANKITA
12/10/2013, 00:05 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron
Aleardo
12/10/2013, 00:25 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces
Archeus
12/10/2013, 00:46 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas
Rey_Adri
12/10/2013, 00:47 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de
jovencal
12/10/2013, 00:56 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las
Genoveva
12/10/2013, 01:00 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas
Francis
12/10/2013, 01:01 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas
Aleardo
12/10/2013, 01:45 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames
jovencal
12/10/2013, 01:47 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes
Sisbirres1
12/10/2013, 01:49 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas
Rasph
12/10/2013, 01:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que
jacitno123_ps3
12/10/2013, 01:59 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian
ZoroZ
12/10/2013, 02:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran
Genoveva
12/10/2013, 02:17 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón
Archeus
12/10/2013, 02:35 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de
antonimus
12/10/2013, 02:59 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas
Genoveva
12/10/2013, 03:22 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces
Tromax
12/10/2013, 03:38 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y
darkface
12/10/2013, 03:40 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras
Carton
12/10/2013, 03:43 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando
calavera
12/10/2013, 04:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una
MACAFRA
12/10/2013, 04:26 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca
Genoveva
12/10/2013, 04:40 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba
germanvit
12/10/2013, 07:44 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre
El_Chaparro
12/10/2013, 08:29 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recien partidas,
anatronix
12/10/2013, 08:47 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recien partidas, un
Invidit
12/10/2013, 09:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenian gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recien partidas, un abejorro
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme
Tromax
12/10/2013, 10:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de
Sisbirres1
12/10/2013, 10:16 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia
ZoroZ
12/10/2013, 10:26 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba
cristina38
12/10/2013, 10:30 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la
jovencal
12/10/2013, 11:28 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña
jacitno123_ps3
12/10/2013, 11:35 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con
germanvit
12/10/2013, 11:38 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el
ZoroZ
12/10/2013, 11:51 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón
cristina38
12/10/2013, 11:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para
Carton
12/10/2013, 12:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle
maldinyo
12/10/2013, 12:17 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un
Tromax
12/10/2013, 12:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo
jovencal
12/10/2013, 12:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.
Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares
Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.
Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.
Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.
Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.
Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.
Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.
Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.
Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.
Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.
Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.
Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.
Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.
Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.
Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.
Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador
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