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Ver la Versión Completa : [Concurso] Creando nuestra historia



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Invidit
12/10/2013, 13:07 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado

DANKITA
12/10/2013, 13:11 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por

Aleardo
12/10/2013, 13:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus

Wifi
12/10/2013, 13:26 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que

Carton
12/10/2013, 13:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor

jacitno123_ps3
12/10/2013, 13:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con

Rasph
12/10/2013, 13:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con el

Sisbirres1
12/10/2013, 13:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor

antonimus
12/10/2013, 14:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica

EDES
12/10/2013, 14:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con EL escozor pica-pica en

Tromax
12/10/2013, 14:11 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el

Wifi
12/10/2013, 14:27 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión

jovencal
12/10/2013, 14:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado

Genoveva
12/10/2013, 15:11 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado se

anatronix
12/10/2013, 15:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado se armó

Wifi
12/10/2013, 15:28 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado se armó una

Tromax
12/10/2013, 15:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado se armó una buena

DANKITA
12/10/2013, 15:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado se armó una buena garrapatada

antonimus
12/10/2013, 15:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado se armó una buena garrapatada por

Invidit
12/10/2013, 16:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.
Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias

galetes
12/10/2013, 16:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de

Archeus
12/10/2013, 16:16 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un

Genoveva
12/10/2013, 16:17 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice

Wifi
12/10/2013, 16:29 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro

Rasph
12/10/2013, 16:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que

Tromax
12/10/2013, 16:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue

vanix
12/10/2013, 16:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue lellendo

Tartessio
12/10/2013, 17:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi

Abyectus
12/10/2013, 17:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota

Sisbirres1
12/10/2013, 17:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota llamada

Archeus
12/10/2013, 17:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada

Wifi
12/10/2013, 17:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por

galetes
12/10/2013, 17:36 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una

Genoveva
12/10/2013, 17:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra

Francis
12/10/2013, 17:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa

Tromax
12/10/2013, 17:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y

Gatit
12/10/2013, 18:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda

Invidit
12/10/2013, 18:25 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que

Wifi
12/10/2013, 18:31 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía

Aleardo
12/10/2013, 18:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas

Rey_Adri
12/10/2013, 18:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de

Genoveva
12/10/2013, 18:46 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola

Rasph
12/10/2013, 18:49 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas

Tromax
12/10/2013, 18:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y

Sisbirres1
12/10/2013, 19:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas

jovencal
12/10/2013, 19:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas

Carton
12/10/2013, 19:33 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y

Wifi
12/10/2013, 19:34 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes

VeRSuS
12/10/2013, 20:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando

Wifi
12/10/2013, 20:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de

periquio
12/10/2013, 20:56 PM
[QUOTE=Wifi;26695]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto

EDES
12/10/2013, 21:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se

jovencal
12/10/2013, 21:13 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue

galetes
12/10/2013, 21:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando

Tromax
12/10/2013, 21:23 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rapidamente

ZoroZ
12/10/2013, 21:23 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rapidamente hacia

Wifi
12/10/2013, 21:38 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia

darkface
12/10/2013, 21:41 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por

Archeus
12/10/2013, 21:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la

elloco69
12/10/2013, 22:07 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido

EDES
12/10/2013, 22:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en

Wifi
12/10/2013, 22:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el

periquio
12/10/2013, 22:37 PM
[QUOTE=Wifi;26709]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato

galetes
12/10/2013, 22:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno

vanix
12/10/2013, 22:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas

DANKITA
12/10/2013, 23:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras

Archeus
12/10/2013, 23:05 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de

Sisbirres1
12/10/2013, 23:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas

EDES
12/10/2013, 23:15 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de

Derethor
12/10/2013, 23:19 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia

Aleardo
12/10/2013, 23:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de cocacola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca

Erus
12/10/2013, 23:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes

galetes
13/10/2013, 00:11 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso

Tromax
13/10/2013, 00:13 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en

EDES
13/10/2013, 00:16 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese

Sisbirres1
13/10/2013, 00:28 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento

sofia_915
13/10/2013, 00:32 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor

Rey_Adri
13/10/2013, 01:54 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de

Tromax
13/10/2013, 01:56 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de encontrar

Sisbirres1
13/10/2013, 01:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones

MACAFRA
13/10/2013, 01:57 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y

EDES
13/10/2013, 01:58 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas

Aleardo
13/10/2013, 02:01 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles

jacitno123_ps3
13/10/2013, 02:16 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con

Genoveva
13/10/2013, 02:35 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha

Irishete
13/10/2013, 02:48 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita

Archeus
13/10/2013, 02:51 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que

Tromax
13/10/2013, 03:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se

EDES
13/10/2013, 03:50 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando

Genoveva
13/10/2013, 03:53 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase

MACAFRA
13/10/2013, 04:02 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su

Genoveva
13/10/2013, 04:59 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa

Rasph
13/10/2013, 05:34 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena

Wifi
13/10/2013, 05:43 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de

anatronix
13/10/2013, 07:15 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas

germanvit
13/10/2013, 07:55 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y

jovencal
13/10/2013, 08:09 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias

anatronix
13/10/2013, 08:19 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

Tromax
13/10/2013, 09:58 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El

jovencal
13/10/2013, 10:16 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El dia

Aleardo
13/10/2013, 10:17 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día en

germanvit
13/10/2013, 10:31 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día en la

Sisbirres1
13/10/2013, 10:46 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día en la mazmorra

Invidit
13/10/2013, 11:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día en la mazmorra lúgubre

Horseride
13/10/2013, 11:27 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció

Carton
13/10/2013, 11:37 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin

Wifi
13/10/2013, 11:48 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza

galetes
13/10/2013, 12:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con

EDES
13/10/2013, 12:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha

Irishete
13/10/2013, 12:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más

jovencal
13/10/2013, 12:25 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral

Tromax
13/10/2013, 12:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de

periquio
13/10/2013, 12:39 PM
[QUOTE=Tromax;26772]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la

Wifi
13/10/2013, 12:49 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal

germanvit
13/10/2013, 12:53 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando

antonimus
13/10/2013, 12:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una

DANKITA
13/10/2013, 13:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina

EDES
13/10/2013, 13:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se

Genoveva
13/10/2013, 13:34 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó

jovencal
13/10/2013, 13:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando

MACAFRA
13/10/2013, 13:42 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el

jacitno123_ps3
13/10/2013, 13:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro

Wifi
13/10/2013, 13:50 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior

Tromax
13/10/2013, 14:00 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de

antonimus
13/10/2013, 14:13 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la

jovencal
13/10/2013, 14:35 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra

Rasph
13/10/2013, 14:46 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y

Wifi
13/10/2013, 14:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció

Tromax
13/10/2013, 15:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el

EDES
13/10/2013, 15:14 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso

Dangaarde
13/10/2013, 15:24 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y

Carton
13/10/2013, 15:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable

antonimus
13/10/2013, 15:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando

maldinyo
13/10/2013, 15:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a

Wifi
13/10/2013, 15:58 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la

Tromax
13/10/2013, 16:12 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre

EDES
13/10/2013, 16:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía

Mario-22
13/10/2013, 16:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en

periquio
13/10/2013, 17:00 PM
[QUOTE=Mario-22;26800]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos.

galetes
13/10/2013, 17:10 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos.Entonces

gexito
13/10/2013, 17:21 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos.Entonces vió

Tromax
13/10/2013, 17:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos.Entonces vió un

Irishete
13/10/2013, 17:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo

Wifi
13/10/2013, 18:00 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado

galetes
13/10/2013, 18:26 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de

MACAFRA
13/10/2013, 18:38 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto

Tromax
13/10/2013, 18:47 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto sucio

jovencal
13/10/2013, 18:49 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y

Carton
13/10/2013, 18:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio

Wifi
13/10/2013, 19:01 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al

Irishete
13/10/2013, 19:18 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que

Rasph
13/10/2013, 19:30 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían

antonimus
13/10/2013, 19:36 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado

Tromax
13/10/2013, 19:48 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vió un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en

galetes
13/10/2013, 19:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa

jovencal
13/10/2013, 20:36 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito

cpsj1986
13/10/2013, 20:38 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una

Tromax
13/10/2013, 20:49 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor

Rasph
13/10/2013, 20:51 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita

galetes
13/10/2013, 20:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba

Wifi
13/10/2013, 21:03 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en

periquio
13/10/2013, 21:05 PM
[QUOTE=Wifi;26835]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su

Irishete
13/10/2013, 21:36 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza

Aleardo
13/10/2013, 21:37 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada

germanvit
13/10/2013, 21:39 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como

EDES
13/10/2013, 21:44 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un

antonimus
13/10/2013, 21:52 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero

Tromax
13/10/2013, 21:54 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de

Horseride
13/10/2013, 21:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita. Estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa

Carton
13/10/2013, 21:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro

RJWARRIOR
13/10/2013, 21:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día

Wifi
13/10/2013, 22:06 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas

EDES
13/10/2013, 22:55 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado

DANKITA
13/10/2013, 22:59 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro

Aleardo
13/10/2013, 23:07 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento

Wifi
13/10/2013, 23:08 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas

CAPRICHOSA
13/10/2013, 23:09 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico

galetes
13/10/2013, 23:13 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado

Rasph
13/10/2013, 23:32 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín

Genoveva
13/10/2013, 23:43 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado

MACAFRA
13/10/2013, 23:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este

EDES
13/10/2013, 23:56 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento¿?

RJWARRIOR
13/10/2013, 23:57 PM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento¿? aun

anatronix
14/10/2013, 00:08 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no

Wifi
14/10/2013, 00:10 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se

jacitno123_ps3
14/10/2013, 00:16 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha

Hueso
14/10/2013, 00:17 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado

periquio
14/10/2013, 00:22 AM
[QUOTE=Hueso;26866]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre

DANKITA
14/10/2013, 00:27 AM
[QUOTE=Hueso;26866]Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos

Tromax
14/10/2013, 00:28 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos fueron

Aleardo
14/10/2013, 00:30 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos fueron gorroneando Hispania

Rasph
14/10/2013, 00:37 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una

jovencal
14/10/2013, 00:38 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla

galetes
14/10/2013, 00:39 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla ideal

sofia_915
14/10/2013, 00:45 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla ideal, paradisíaca

Genoveva
14/10/2013, 00:46 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla ideal paradisíaca donde

Sisbirres1
14/10/2013, 00:51 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla ideal paradisíaca donde nadie

RJWARRIOR
14/10/2013, 00:58 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judias podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día mas ganado, otro cuento mas fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aun no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla ideal paradisíaca donde nadie podra

EDES
14/10/2013, 00:59 AM
Hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí vivía un valiente gordito dicharachero y simpático que comía muchas judías estofadas. Todos los vecinos competían por gran cantidad de monedas y oro español que importaron de settlerslandia, pero fue muy rencoroso con su vecino. Un día aciago, partió hacia algún lugar donde se cayó la luz, pero encontró una piedra.

Días después enfermó duramente en aquella primera helada otoñal y enfebrecido salió quejumbroso de su residencia flotante más grande para ir al pantano, tropezando con unas sandalias rojas gigantes llenas de una substancia viscosa que sobresalía por los más insospechados bordes deshilachados irregulares

Amaneció en la isla y el Sol mostro su máximo esplendor, quemándole sus pantalones bombachos. Provocándole una mancha grandiosa en su pierna de madera exótica.

Se puso de pie y pensó que sería mejor ir a comer en el medio del campo unas habas cocidas y unas judías verdes estofadas exquisitas con panceta bien quemada. Pero de momento nada de brebaje, sólo agua. Después pensó que exageraba y decidió invitar a sus primos a pan con chocolate. En alpargatas salieron corriendo a buscar granito hasta que le encontró tendido en el suelo. Estaba sin pulso, blanco como la nieve vilagarciana. Sin un ápice de entusiasmo para volver a Hispania con resaca mañanera.

Al amanecer le parecía haber visto un ornitorrinco volando, pero tras otro miramiento, se puso de pie para cerciorarse y a mirar el horizonte pensó que el mar era como una esponja. Entonces sacó su reloj granate de su faltriquera para mirar inquieto la hora para ir a comprar algo de pan a la panadería de Settlerlandia, allí encontró un buen y exquisito turrón de pasas con chocolate y miel que tenía en la parte superior del turrón.

Atardeciendo un buen domingo, sobre nuestras islas había trigo sembrado en hileras bien organizadas y ordenadas. Gustavo, bandido oscuro fue antaño, un marinero muy bien valorado, venerado que tenía la choza pirata junto al mar amarillo del norte, decidió pescar un rato cangrejos ermitaños pero no pudo concentrarse, entonces abandonó. Tras dejar hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se dirigió a cazar ciervos bizcos y lentos para ir a la cueva para preparar una taza o jarra. El viejo edificio se derrumbó al llegar un soplo de aire huracanado del desierto oriental y entonces del suelo salió Víctor el terrible con un felpudo como un cajón de hierro, gritando corrió hacia la ventana corrediza para lanzarse hacia el exterior del habitáculo oculto de su oficina.

Puede ser ortopédico el bastón tallado a mano que encontró en el camino angosto de hace millones, pero no podía creer el en que allí podría pivotar la forma incomprensible dando lugar a una buena sacudida para ir bienaventurado hacia el castillo blanco hispano situado en una colina de Settlerlandia, frondosa, cuaternaria y lúgubre.

Emprendió un largo y legendario viaje a ciudad Real, provincia de una bonita región montañosa, fronteriza con bellas montañas rojas y celestiales palacios que admiraban con gran vehemencia y pasión. Aquellos lugares lejanos eran difíciles de explorar porque allí se encontraba un jabalí peludo muy peligroso y hambriento.

Cuando empezó una aventura de caballeros, se adentraba sigilosamente por una mina de oro que estaba flotando misteriosamente sobre un lago salado amarillo. Entonces un dragón rojo apareció de súbito y se puso a exhalar fuego azulado. Era fiesta de destrucción totalmente de Armagueddon y entonces apareció un gnomo travieso con un pico gigante cuando pudo ver su trasero peludo, estaba a un palmo de su cola venenosa, cuanto hombre hubiera gritado de euforia si todo fuera del mismo sentido que anunciaba la próxima batalla de proporciones descomunales contra la gran maravilla del mundo.

Avanzando hacia el chamizo destartalado vislumbró una magnífica residencia. Pikachu atacó el corral lleno de conejos rosas saltarines, una gorda liebre que comía reclutas insumisos cuando uno le atacó saltó veloz hacia la capacha negra y se acucio entre los árboles.
Antonimus era importante, pero cascarrabias y delgaducho; él feliz cantamañanas cantaba una melodía muy hermosa que engatusaba a las hadas blancas. Arpegios musicales salían de su boca que colmaba el momento de fiesta otoñal del batiscafo dorado. Pero la bruja no tenía ninguna gana de limpiar el sucio y andrajoso carromato que circulaba cargado de calabazas gigantes, así que fue corriendo hasta Mary Caníbal conocida, que siempre estaba fastidiando ha Antonimus, menudo granuja. Un día después, envió un caballo cojo, moribundo, tuerto y hecho polvo hacia cualquier lugar con valentía infinita para LO que el pensaba sería magnífico, cuando desgraciadamente vio flaquear un momento para tomar aire y pensó que seria y debía ayudarlo, pero desconocía como comer calabazas rojas, la solución soñada. La hermana Geltrudis mayor de aquel pobre tenía de necesidad ir cantando reggaetón pero cuando encontró una mejor forma de divertirse corriendo hacia Sevilla. Cuando apareció sudando un monstruo que llevaba un martillo grandiosamente hidráulico para golpear indiscriminadamente a los intrusos del castillo que estaban sentados mientras los otros optaban por salir corriendo en dirección a poniente. Bienvenido fue el general a tierras salvajes donde moraban las damas más agraciadas de las llanuras cultivadas con el sudor seco de varios mefítidos.

Los siguientes días fueron aburridos y extraños. Mejillones para todos, comer paella valenciana con amor y pescadito dentro, acompañada del horno y la sartén huevos con albóndigas caseras y zumo de uvas moscatel. Pero llegaron ellas, las teutonas hispanas animar a la gente con sus canciones largas de aguantar pero sabrooosonas y dulces. El año anterior cantó una folclórica melodía mientras todos animaban la lluvia cancionera sureña bailaban.

Entonces, sorprendentemente, allí encontraron un caldero azul putrefacto lleno de caracoles silvestres, mirando el contenido vieron algo brillante, asqueroso que estaba aterrorizando a la población. Era probable que la situación de la luna sobre el caldero reflejase su pierna menguante llena deslucida putrefacta inflamación. ¡Asqueroso! Resultando de un pasado lleno de recuerdos ociosos.

Así un colono saltarín ocioso fue hacia España con el ánimo muy alto dijo el explorador. Cuando de aquel preciso instante un anacardo apetitoso apareció detrás de un nogal y el pequeñito duende pelirrojo y gordo soltó "carambanos!!!". Tenemos que recuperar los mapas para conseguir tesoros increíbles que no existan en la isla de Pascua porque partimos veloces desde aquel lugar asombroso hasta que se mineralizó el mar. Misteriosamente se empezó a oscurecer rápidamente sin luces ni nada para proteger, entonces recordaron que era Octubre día de la conquista.

Cristobal Chafarina dijo que había una gran batalla que estaba librándose de cara al mar, zarparon dentro de una goleta centenaria hacia un desconocido lugar ignoto que estaba repleto de árboles y animales. Cuando puso un pie en el bosque tuvo fe ciega hacia el gran manantial, aguas cristalinas que poseían propiedades curativas para resucitar zombies, los monstruosos perros corrían hacia la sabana arrasando todo lo que encontró.

Transcurridos varios cientos de años volvió a la tranquilidad y armonía al pueblo perdido, aunque aburra esta, la historia. Nunca descubrió la salchicha peleona ni el origen epistemológico principal.

Cuando finalmente salió de caza un Gólem azul para buscar carnada vio algo curioso, allí entre las malezas estaba una doncella hermosa y voluptuosa. La pregunto si estaría dispuesta a poner una frutería repleta de mazorcas frescas y buena verdura. Las venderemos por monedas estrella, a jaymyto "graciosillo" y enredador respondió muchas preguntas sobre algunas curiosidades banales.

Segismundo Mechifles "Alias" patata cocida estaba con su cochinillo jugando a un partido con cerezas verdes cuadradas, cuando se tropezó con un batido de exótico, agrio y apetitoso que fluía totalmente potenciadas con lechugas de la cárcel hiperbólica, amargas, ovaladas y amarillas. Las colonas fueron feroces duelistas de las curtidas batallas imperiales, famosas infames gigantes bellas que tenían gran corazón de palomitas dulces y seductoras. Cuando una mosca revoloteaba sobre las dulces almendras recién partidas, un abejorro enorme de color fucsia iba por la campiña con el aguijón preparado para zumbarle un buen picotazo al aviador despistado.

Por Zeus! que dolor con escozor pica-pica en el camión articulado. Se armó una buena garrapatada por discrepancias de un códice negro que fue leyendo mi mascota ajetreada por una cabra mentirosa y barbuda que tenía gominolas de Coca-Cola aderezadas y caducadas, pero ricas y verdes. Cuando de pronto se fue volando rápidamente hacia Letonia por la carretera subido en el carromato lleno de gallinas ponedoras de calabazas de Letonia. Nunca antes paso en ese evento prometedor de ilusiones y esperanzas infantiles con mucha dinamita que se excomulgase cuando vaciase su bolsa llena de golosinas y judías podridas.

El día, en la mazmorra lúgubre, amaneció sin tardanza con mucha más moral de la normal cuando una mina se explotó derribando el muro exterior de la mazmorra y apareció el bondadoso y graciable asesinando a la pobre sandía en Socuellamos. Entonces vio un petardo tirado de aspecto, sucio y limpio al que habían pintado en rosa fosforito una flor marchita estaba en su cabeza apepinada como un sombrero de copa.

Otro día más ganado, otro cuento más fantástico explicado. Colorín colorado este cuento aún no se ha finiquitado. Entre todos gorroneando Hispania, creando una isla ideal paradisíaca donde nadie podrá...


Continuará!!

MOD_Yosom
14/10/2013, 01:01 AM
Concurso cerrado, mucha suerte a todos los que habéis formado parte de esta historia !!

MOD_Yosom
16/10/2013, 18:00 PM
Buenas tardes Settlerianos,

El alcalde ha leído detenidamente todas vuestras aportaciones y ha quedado encantado con la historia que, como dijo Edes, continuará... Tal y como se anunció hoy a las 16:00 (hora peninsular) se ha realizado el sorteo para determinar los 10 ganadores del concurso. Y el resultado ha sido el siguiente:


http://img547.imageshack.us/img547/3214/e6hb.png

Relación de número de post y ganador con los resultados expuestos por BB_Ros:
[16:03] BB_Ros: y el primer ganador es el post 30 [Tromax]
[16:05] BB_Ros: el numero 2 es el 151 [Mario-22]
[16:06] BB_Ros: el siguiente es el 992 [Rosn]
[16:07] BB_Ros: 1329 [Erus]
[16:07] BB_Ros: 975 [Trunksbcn]
[16:09] BB_Ros: sexto -> 1225 [Genoveva]
[16:10] BB_Ros: septimo -> 999 [Anatronix]
[16:10] BB_Ros: octavo -> 32 [Elloco69]
[16:11] BB_Ros: noveno -> 930 [Biglitt]
[16:12] BB_Ros: 1307 [Wifi]

Las 1000 gemas les serán entregadas a los ganadores mañana a lo largo del día. Enhorabuena a todos los agraciados y gracias por la participación de todos.

BB_Ros
18/10/2013, 12:25 PM
Hola queridos Settlers,

Una vez más quiero agradecer a todos los que han participado en este concurso, es algo simple pero que le da vida al foro y a la comunidad. Así que para mí siempre es un placer repartir gemas entre aquellos que se toman en el tiempo para participar en los concursos, aunque desafortunadamente las gemas no sean para todos. En esta ocasión, estuvo repartido entre asiduos al foro y a los concursos y nombres un tanto desconocidos para mí.

Las 1000 gemas se enviaron del día de ayer a todos los ganadores. ¡Disfrutad!

¡Buen juego!
BB_Ros