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Tema: [Concurso] Historias de Pascua The Settlers Online

  1. #51

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    24 oct, 12
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    * ¿Porque huevos? - porque el huevo representa nueva vida, símbolo de la fertilidad, un nuevo comienzo * ¿Porque conejos? - El conejo simboliza la primavera *¿Y porque de colores en vez de normales?... no me digas que es para encontrarlos mejor. - Eso forma parte de la leyenda:
    Se decía que la primavera ya había entrado hacia días, sin embargo aun no se hacía notar. Los campos de trigo aun permanecían cubiertos de una fina capa blanca, húmeda y fría, apenas unos pequeños tallos amarillentos y secos se dejaban asomar y aun así, nadie se dignaba a remover la tierra. Por entonces, apenas había alimento, sin pan y sin cerveza, solo a base de agua y la poca carne que tanto hombres como mujeres conseguían en cazas poco victoriosas. Y aquí fue el principio de una historia contada:
    El canto de los pájaros sonaba tras las brancas de los pocos arboles sin teñir, bajo unos finos y delgados rayos de luz que asomaban en grandes nubes, cuya dirección se dirija hacia pequeños riachuelos que se hacían paso colina abajo, se escuchaba el agua caer, el viento rozar lentamente por las hojas. Todo parecía tener vida en aquel frío panorama y allí a lo lejos, un pequeño conejo salia de su madriguera en busca de alimento. Sin pensárselo, una joven de cabellos dorados levantó el arco tensando la cuerda, al colocar la flecha y apuntar hacia el pequeño animal, ambos se quedaron mirando fijamente. Durante un rato permanecieron inmóviles hasta que arrepentida por un momento, la joven bajo el arma y el animal así, volvió a emprender su camino. Tras dar sus pasos hacía atrás, para sorpresa de Shigrub que así se llamaba ella, un Cuarzo Rosa de forma oval se hallaba bajo su bota, al cogerla, descubrió que allí debajo había vida, pequeñas hojas de césped verde y fresco crecía. Miró al frente y a su alrededor, y todo seguía cubierto en una fina capa blanca, más sin embargo el conejo volvió a aparecer, lentamente la joven se acercó y de ella el roedor huyo, en cambio otra piedra apareció en su lugar, esta vez era verde Esmeralda, de la misma forma y peso y allí también había vida... Y así, hasta llegar a la entrada de su pequeña aldea. Tanta era su extrañeza que dada la curiosidad, depositó todas aquellas piedras << Cuarzo, Esmeralda, Rubi, Zafiro, Ágata etc. >> en el interior de los campos de trigo. Más sin embargo no pasó nada, decepcionada se retiró del lugar y volvió a la caza. Al caer la noche, por arte de magia empezó a llover y al amanecer, todos los campos florecían con una preciosa capa verde listos para una nueva cosecha. Intrigada ShigRub se acercó a ellos y, en vez de encontrarse con aquellas preciosas piedras, tan solo aparecieron miles de huevos con tonalidad de colores unos distintos de otros. Se dice que las piedras se transformaron en huevos no comestibles, tan solo de decoración y por eso, cada 1 de Abril, buscamos huevos en memoria de aquel día, para que las tierras sean fértiles.
    *¿Y porque de chocolate? - Porque es la única forma, que vosotros los niños, los buscáis y os lo coméis. " By ShigRub"

  2. #52

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    03 dic, 12
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    Hola, somos los Settlers que vivimos en la isla gobernada por Nazoratus, al fin la primavera y con ella la Pascua ha llegado. Sinceramente creíamos que nos iba a dar más tiempo libre estos días para pasar más tiempo con nuestras familias, disfrutar del buen tiempo y hacer una escapada a alguna isla vecina para conocer mundo. Pero, él esta obsesionado con algo que se hace llamar "El Evento de Pascua" y la verdad nunca antes habíamos trabajado tanto. El cuenta que si reunimos una cierta cantidad de huevos de Pascua tendremos en nuestras filas a un General Veterano, que nos permitirá crecer como pueblo y desarrollarnos con más facilidad. Y ahí estamos, arrimando todos el hombro para que sus deseos se cumplan y con los suyos también los nuestros. Lo hacemos de buena gana porque vivir en nuestra isla a pesar del trabajo es un sueño hecho realidad. Cada cual conoce su tarea y son puntuales como un reloj Suizo, nada de ahora me voy a fuera a fumar o me paso en el retrete media hora. También las conversaciones acerca del futbol y otras minucias no existen en nuestra isla, cuando nos juntamos en nuestros puestos de trabajo o nos cruzamos por el camino, nunca falta un ¡Que tal vecino! ¿Todo bien? ¡Que tengas un buen día!, y con eso nos sobra, el sabe perfectamente que para cualquier cosa que necesite estamos ahí, para ayudarle.

    El Trabajo diario aunque es mucho, se hace placentero en esos bosques llenos de vida, ese olor a naturaleza y aire puro y esa sintonía de fondo de las aves cantando en las ramas de los arboles. ¡Pues eso!, será una Pascua de trabajo, pero que dará sus frutos, porque un pueblo prospero es un pueblo feliz y la felicidad lo es todo. Estamos un poco preocupados por nuestros exploradores, son los que más carga de trabajo están soportando, cuando nos cruzamos con ellos por los caminos van susurrando insistentemente como almas en pena...¿Dónde estas chiquitín?, ¡Ven con Papá!, ¡No te escondas!, y removiendo matorrales y mirando debajo de las piedras, pero también vemos esa cara de alegría con la que regresan trayendo consigo uno de esos huevos multicolor.

    Si alguna vez pasáis cerca de nuestra isla no dudéis en visitarnos, somos un pueblo entrañable. Y si sois uno de esos en los que en la vida real andáis buscando trabajo durante mucho tiempo sin resultados positivos, con más razón os esperamos con los brazos abiertos, no os dará tiempo ni a deshacer la maleta, antes de que Nazoratus os haya asignado alguna tarea.

    Felices Pascuas de todo nuestro pueblo Settlers.

  3. #53

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    04 nov, 12
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    Ese día había ido con mi hija pequeña al cine a ver Alicia en el País de las Maravillas. Al acostarme esa noche todavía resonaban en mis oídos sus risas alborozadas tras las divertidas peripecias de los diversos personajes. Aún seguía oyéndolas cuando vi al conejo blanco ocultarse veloz tras los árboles. No lo dudé ni un instante y me lancé en su persecución. El paisaje que se abría ante mi era realmente encantador. Dorados trigales entre llamativos huertos regados por viejos molinos de agua. A un lado y otro del camino aparecían lugareños con raras indumentarias trabajando alegremente. Agricultores, leñadores, herreros, todos se afanaban en sus labores. Por todas partes se veían huevos de Pascua, unos envueltos en brillantes papeles multicolores, otros pintados a mano por algún anónimo artista. De pronto apareció un pequeño grupo de soldados, al mando de un veterano militar, que con imperiosa voz me ordenó que les acompañase. Le obedecí sin mas, ya que por alguna extraña razón el autoritario personaje me resultaba vagamente conocido, cosa que achaqué al parecido con el cuadro del emperador Teodoto que colgaba en la pared de mi casa. Me condujeron a un hermoso castillo blanco, donde me dieron un confortable aposento. De nuevo seguía viendo huevos de Pascua en cualquier rincón, aunque aquí eran valiosas joyas trabajadas por expertos orfebres y rematadas con multicolores piedras preciosas. Decidido a saber que estaba pasando salí en busca de explicaciones. Allí estaba el esquivo conejo de nuevo. No estaba dispuesto a dejarlo escapar otra vez. Tras doblar un recodo del pasillo lo arrinconé en una pequeña estancia. Al ver que no tenía escapatoria el conejo se volvió. Me quedé estupefacto. Ante mi y bajo su disfraz apareció una cara barbuda que me miraba sonriente.
    El sobresalto que me causó hizo que despertase del sueño. Recordando lo soñado entendí todo. El conejo, los huevos de Pascua, los campos de trigo, el veterano general, el castillo blanco….. el maldito juego invadía mi vida. Aunque por supuesto esto no era lo peor. Lo peor sin duda sería volver a jugar y tener que buscar desesperadamente los multicolores huevos de Pascua que me permitieran conseguir que el venerable general veterano formase parte de mi ejército.
    Última edición por teodoto; 02/04/2013 a las 16:11 Razón: corrección ortográfica

  4. #54

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    31 may, 12
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    Se llamaba Pascual, pero le gustaba que le llamaran Pascua. Decían que venía del norte, que era descendiente de una de aquellas legendarias tribus de bárbaros curtidos en las montañas, que fueron los primeros en enfrentarse a los dragones.
    Pascua llegó a la antigua ciudad de Settleria. Hasta sus oídos había llegado la noticia de la fabulosa recompensa que ofrecían los gobernadores, a quien osara enfrentarse y abatir al dragón alado que tenía atemorizada la ciudad. Se trataba de una generosa asignación de mil monedas de oro anuales… ¡y la mano de la hija primogénita del Duque!
    Cuentan que cuando Pascua partió al encuentro del dragón no contaba con más protección que el viejo escudo de su padre, y que su única arma, era una pesada lanza de acero. Nadie sabe con exactitud como sucedió todo, pero la leyenda relata que Pascua se enfrento al dragón en un combate sin cuartel que duró siete días y siete noches, al final del cual, Pascua quedó seriamente herido… y el temible dragón muerto.
    Los días posteriores al combate Pascua los pasó en completa soledad. Estaba aislado en aquel yermo monte donde durante tantos años había habitado el dragón alado. Dicen que sobrevivió bebiendo agua de lluvia y alimentándose de huevos de dragón. Cuando mejoró de sus heridas regresó a Settleria, donde fue recibido y aclamado como un héroe y pudo disfrutar de su merecida recompensa.
    Desde entonces y hasta hoy, cada año se celebra el día de Pascua. La costumbre empezó en la ciudad y se fue extendiendo por todo el reino. Las gentes honran la memoria de Pascua y lo hacen con huevos. ¡Los huevos de Pascua! Es habitual reunir a la familia para compartir un almuerzo donde la protagonista sea una deliciosa tortilla, y también es tradición decorar las casas con huevos de barro pintados de colores vivos. Naturalmente, todo esto hace referencia a los huevos de dragón que mantuvieron al héroe con vida después de tan arduo combate, pero también es una metáfora irónica y respetuosa a la vez, sobre los atributos y el valor demostrado por Pascua al enfrentarse al dragón alado. ¡Ahí tus huevos Pascua!

    customito

  5. #55

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    06 jul, 12
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    Me desperté y no sabia donde me encontraba, el lugar no me era conocido , recordaba vagamente la batalla y la flecha que me atravesó el hombro después todo estaba borroso, era el jefe de los bandidos y había sido hecho prisionero, ahora lo entendía, miro por la estancia y se topo con unos ojos profundos que lo miraban, era el rey de settlers el pueblo al que atacaban; Durante unos minutos se miraron en silencio y luego el rey le hablo( sabes donde estas y lo que podría hacer contigo, pero para nosotros ahora comienzan unas celebraciones muy importantes y por ello no te matare; Quiero que te quedes como mi invitado durante estos días , luego te daré tu libertad, pero necesito tu palabra que no escaparas) se la di y así comencé mi vida en settlers.
    Celebraban la pascua que en sus creencias era la muerte y resurrección de su dios, no entendía mucho, pero durante esos días pude ver un pueblo unido, aun siendo diferentes, pues había gentes muy distintas venidas de diferentes lugares; Entre ellos se ayudaban, no dudaban en hacer cualquier cosa por el bien general, se respetaban unos a los otros sin importar el sexo o la edad y un pueblo que adoraba a su rey por sus buenas acciones no por su fiereza o por ser el mas sanguinario.
    Estuvo muchos días y se dio cuenta que estaba cambiando, pues sonreía y le gustaba pasar tiempo con la gente pintando unos huevos que luego usarían para el ultimo día del festejo, Este llego y en la cena esa noche el rey le dijo(has sido un buen invitado mis subditos te han tomado aprecio y por ello te considero mi igual, mañana puedes irte y actuar según tu conciencia, no queremos luchar, no somos un pueblo guerrero, pero si nos atacáis nos defenderemos) al alba partí hacia mi campamento, allí los reuní a todos y les hable de lo que vi y viví; desde aquel momento dejamos las armas y con la ayuda del pueblo settlers construimos nuestro propio pueblo de nombre bandit en recuerdo de lo que no volveríamos a ser, apartir de entonces conseguimos vivir juntos y en armonía juntándonos cada año para celebrar la pascua.


    Olidia. 02/04/2013

  6. #56

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    02 nov, 12
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    Nunca decidí ser un colono, no es una vida fácil. Aunque siempre fue mejor opción que permanecer en el continente. Llegar a una isla deshabitada y empezar de cero es un trabajo agotador. Sin embargo allí estaba de nuevo en una isla virgen con pequeños pinares esparcidos por doquier. Con un hacha entre las manos y preparado para cortar árboles de cualquier tamaño. No era la mejor de las islas que había visitado aunque sabía que haríamos un buen trabajo a las ordenes de Matixy. Al día siguiente empezamos con los típicos preparativos, cortamos madera de pino y picamos piedra en las canteras. En poco tiempo habíamos construido algunas viviendas y edificios básicos para asentarnos en aquel lugar. Empezaron a llegar las familias que huían del continente en busca de un futuro mejor. Se creó un lugar prospero y empezaban a crearse pequeñas fortunas y como siempre allí donde había riqueza aparecían también los primeros bandidos.
    Siempre era el mismo proceso. Llegábamos al inicio de la primavera para tener suficiente tiempo y prepararnos para el invierno. No recuerdo un invierno más duro que aquel. Las reservas de carne se agotaron y tuvimos que soportar más de la mitad del invierno sin carne, la suerte fue haber acumulado una gran cantidad de trigo en los almacenes lo cual aseguró la alimentación de todos los colonos. Después del deshielo tardaron en aparecer los primeros animales, los cazadores ya no sabían donde buscar. La desesperación se extendía entre todos.
    Nuestros exploradores encontraron unas islas no muy lejos, había indicios de que aquellas islas eran lugar de descanso para unas grandes aves migratorias. Se envió una primera expedición de cazadores en busca de carne avícola. Nada se supo de aquellos hombres hambrientos. Dos destacamentos con sus respectivos generales siguieron a la expedición y tampoco los volvimos a ver. Se empezaron a explicar cuentos y leyendas sobre aves monstruosas que habitaban aquellos extraños islotes.
    Ya habían salido varias expediciones que no volvieron. Entonces fue mi turno. No sabía que peligros me esperarían en las islas, no estaba claro que encontraría allí. Pero lo que sí sabía era que Matixy me había puesto al mando de 250 valerosos soldados de élite. En el lado izquierdo del cinturón llevaba una damasquina, en el derecho un hacha para no olvidar quién fui. Qué podía haber en aquellas tierras más peligroso que nosotros, ibamos a poner a prueba esas leyendas de monstruos.
    Desembarcamos al alba en una playa de arena fina. Un silencio sepulcral pesaba sobre el ambiente. Nos adentramos en la isla, encontramos armaduras, ropas y espadas de soldados pero ningún cuerpo. Ningún ave, ningún cazador, ningún soldado, allí no había nada ni nadie. Sólo unos enormes huevos de colores vistosos que probaban la existencia de monstruos voladores. Recogimos todos los huevos que encontramos en la isla. Y ello sirvió para reemplazar la falta de carne durante algún tiempo.
    En los inviernos posteriores ocurrió exactamente lo mismo y tuvimos que regresar a por los huevos después del deshielo. A mí durante décadas se me recordó como el general del Hacha, el Héroe que luchó contra gigantescas aves que nunca llegué a siquiera a ver. Finalmente se convirtió en una tradición lo de ir a recoger los huevos acabado el invierno, incluso habiendo carne la gente pasaba varios días sin comerla para así recordar aquel trágico suceso. Aquellas costumbres llegarían hasta el continente, pero allí a falta de huevos de pascua se hacían sus propios huevos de chocolate imitando los verdaderos. Un día sin comer carne y huevos de chocolate. Un pobre final para una gran aventura.



    Matixy

  7. #57

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    05 oct, 12
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    Malditos huevos.
    El recuerdo de aquellos días está envuelto en neblina, como la que surge en el monte despues de la lluvia. Creo que mi propio cerebro quiere protegerme, con el olvido, de los episodios más amargos. Habia oido hablar de otras burbujas absurdas, como la de los bulbos de tulipan en la Holanda del siglo XVII. Pero jamás crees que esas cosas te pueden ocurrir a tí.
    Yo era un médico joven y entusiasta. Y enseguida me adapté a la vida del poblado. Aquellos chavales gorditos eran encantadores, aunque fuera imposible hacerles adelgazar. Pues bién, aunque siempre me gustaron aquellos huevos pintados, no entiendo aquella furia, aquella pasión, que nos arrastró a todos detrás de los huevos. Recuerdo bien como fuí perdiendo amistades, relaciones, dinero, el coche, la casa...Lo perdí todo. Y sin embargo, en medio de aquel desastre, yo me encontraba eufórico, casi feliz.
    Cuando todo acabó, y los huevos perdieron aquel valor irreal, me encontré tirado en la miseria. La verdad es que los gorditos se portaron muy bien. "Doctor calamidad" me llamaron, y más tarde lo acortaron, de tal manera que ahora todo el mundo me conoce como doctork; y solo los más viejos del lugar se acuerdan de mi verdadero nombre. Recuperé mi casa y algunas de mis pertenencias, aunque aún estoy pagando la hipoteca. Hace tiempo que dejé esas pastillas que me borran unos recuerdos que quiero mantener.
    No me deshice de todos los huevos. En la alacena guardo una cajita. De vez en cuando la abro, todavia noto una atracción inexplicable, irresistible....

  8. #58

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    27 oct, 12
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    Había una vez un reino con un rey llamado settler tenía un mago llamado Ixchel muy poderoso en la corte. El mago le regaló una gallina que ponía hermosos huevos de colores, ideales para regalar. Pero como el rey era muy ambicioso, le pidió si la gallina podía poner huevos de oro. Se hizo muy rico, y era envidiado por otros reyes, por lo que temía que le robaran su gallina. De esta forma, cuando tenía visitas, la gallina era escondida y sustituida por una común en la jaula.

    Un día, mandó a traer de nuevo a la gallina en la jaula, pero tan solo vio un conejo blanco. Enojado, llevó el conejo al bosque y lo abandonó, y mandó llamar a Ixchel. Cuándo le preguntó al mago qué había pasado con la gallina y por qué no la había puesto en la jaula, Ixchel contestó: “sí, la puse, solamente me olvidé de convertirla de nuevo de conejo a gallina”.

    Nunca volvieron a encontrar el conejo blanco, pero a partir de ese momento, los niños encontraron huevos de colores escondidos por el reino. Y de vez en cuando, alguno con suerte encuentra uno de oro.colorin colorado ese huevo fue encontrado,felices pascuas.
    IXCHEL

  9. #59
    batusai
    Estaba en la taberna del pequeño poblado de Amestris, un lugar en el que las estaciones parecen iguales, y por el que el tiempo no suele estar, y se me vinieron a la mente muchos recuerdos de viejas batallas, y luchas imposibles. Esos tiempos, en los que era un joven y energico muchacho, que todavia no conocia la derrota, ni la angustia de la perdida. Cuando me hice recluta, (recuerdo muy bien ese dia) mis padres fueron a visitarme al cuartel, en ese entonces, bajo las ordenes del legendario general batusai, y me llevaron comida y algo de ropa, aunque no era necesario, pues, por aquel entonces, el Reino de Drhacma era muy prospero, y a diferencia de los otros reinos, que solo tenian ladrones y mercenarios en sus filas, nosotros contabamos con un amplio ejercito, capaz de hacer frente a cualquier enemigo, y del cual yo habia logrado entrar. En esto estaba cavilando, cuando el tabernero me pregunto si queria otra copa, y me hizo volver al presente, yo asenti, y entonces, vi que detras de el, habia un calendario, algo pequeño, y marcaba que la fecha en la que estaba era pascua, una fecha que recordaba con mucha nostalgia. -Despues de pasar un par de semanas, sin practicamente hacer nada en el cuartel, vino una orden, del general batusai, que todos los reclutas se presentaran al dia siguiente al campo de batalla, nos enfretabamos al malvado reino de Xerxes. Recuerdo que estaba un poco asustado, pues el lider del ejercito de Xerxes, era un tal Victor, al que llamaban el terrible, un mastodonte de un solo ojo, pero con la fuerza de un leon. Nuestra tarea como recluta, era de hacer de punta de lanza, ser los primeros en combatir, los primeros en caer. El sudor resbalaba por mi cara, y me temblaban las manos, todos estabamos en fila, a punto de atacar, eran esos momentos en los que los generales hacen largos discursos, pero el general batusai no era de esos, monto su caballo, blandio su espada, y lo siguiente que dijo jamas lo olvidare: " ¡A la carga mis valientes, no hay enemigo que nos detenga! ". Los caballeros llegaron antes que nosotros, nos abrieron el camino, al principio no habia orden, todo era un caos, de repente sonaron los cañones, el enemigo quedo paralizado, fue en ese instante, que, por un segundo, vi el cielo, un cielo azul, sin nubes, y la brisa que hacia me arropaba en un calido sentir, y me dije: " si salgo con vida de aqui, prometo que cada pascua, donde quiera que este, me tomare una copa, y brindare por mis camaradas". Un grito, me desperto, era el general batusai, que habia derrotado a Victor, al que llamaban el terrible, las tropas rebeldes se rindieron, y la victoria era nuestra. "-Disculpe, amigo, la taberna esta a punto de cerrar-". Era el tabernero, que tenia ya todas las sillas con las patas arriba, que me indicaba la hora, eran pasadas las doce de la noche. Pague la cuenta, le deje una moneda de propina, monte mi caballo Montaraz, y nos dirigimos hacia un nuevo camino, ese camino que toman todos los hombres, que una vez juraron proteger al reino de Drhacma, pero que el cruel destino, los hizo abandonar. Y, ahora, estoy a punto de llegar, a mi nuevo hogar, uno en el que no se juzga por las acciones tomadas, uno que no mira los errores cometidos, preparandome para luchar una ultima vez, contra Drhacma, porque ahora soy un Caballero Oscuro.

  10. #60

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    06 jun, 12
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    Tierras Salvajes
    Amanece, un rayo de luz atraviesa la ventana y me ilumina de lleno en plena cara, otra dura jornada de trabajo. Hasta mi habitación llega el sonido de la ciudad, cascos de caballos, martilleo de herramientas, murmullo de conversaciones ininteligibles, un griterío cotidiano, entre lo que reconozco la voz de un niño que anuncia la venta diaria de pan.
    Me asomo a la ventana y observo los altos edificios del centro de la ciudad, muros de ladrillo y piedra, construidos firmemente para albergar a los ciudadanos en sus nobles residencias, esbeltas esculturas alineadas frente a la calle principal, pavimentada con adoquines y bordeada de parterres repletos de magníficas flores y al final, culminando la calle principal, diviso la cúpula espectacular de un edificio sin par… el majestuoso Ayuntamiento, núcleo neurálgico y centro de decisión. Siempre en constante efervescencia, funcionarios que entran y salen con sus papeles en mano, que custodian como cual planos de un tesoro se tratase, cada uno de ellos portadores de su propia misión, misteriosa y secreta.
    Más hacia el sur, largos y enormes bloques de edificios bajos albergan las fábricas, con sus chimeneas siempre humeantes en constante y dura actividad, las carretas tiradas por rudos animales entran y salen de sus almacenes, llenándolos uno tras otro de forma metódica e incesante, en un proceso que no parece tener fin. Como un enorme hormiguero abarrotado de obreros que vienen y van, fuertes y musculados por el férreo trabajo que día a día se repite de forma dura y agotadora.
    A lo lejos diviso los campos de trigo espigados bajo el sol radiante, donde labradores sudorosos recogen la próspera cosecha, necesaria para alimentar a tantas bocas hambrientas. Carretas llenas hasta los topes levantan nubes polvorientas con un traqueteo peculiar, transportando toneladas de minerales de las lejanas minas de hierro y carbón, cruzándose en su camino con los pescadores, que procedentes del puerto transportan ese producto fresco y recién salido del mar, con ese olor tan peculiar, entremezclándose los unos con los otros y en línea dispar avanzan hacia la ciudad.
    En las afueras, carros, animales y personas, en un tránsito infernal se dirigen hacia el mercado, donde les aguardan avariciosos comerciantes con el objetivo de obtener el mayor beneficio, con el intercambio y comercio de todo tipo de productos que alimentan a la industria y a la ciudadanía. El bullicio del gentío es ensordecedor, solo superado a duras penas por el producido en las fraguas, herrerías y armeros del barrio bajo, donde el hierro, el bronce, la madera y el carbón, se entremezclan, uniéndose y transformándose en armas para el combate, espadas y arcos, armaduras y herramientas, abarrotando los almacenes para provisionar al ejército, que acuartelado permanece alerta, presto a combatir contra cualquier agresión.
    Hasta mi ventana llega un ruido diferente, armonioso, se trata de un grupo de hombres armados atravesando la ciudad, uniformados, desfilando en perfecto orden cerrado, entonando sus bravas canciones. Esos fuertes y aguerridos soldados, son dirigidos por un general veterano en dirección a las agrestes montañas del norte, donde una partida de bandidos atemoriza a las poblaciones cercanas. Tendrán que demostrar su disciplina y valor en combate a la vez que practicar el uso del nuevo armamento del que disponen, excelentes espadas damasquinas recién salidas de la fragua y utilizarlas con maestría para derrotar a las terribles y despiadadas hordas salvajes, que provocan el caos allá donde van. Deberán restablecer el orden para que los ciudadanos puedan seguir transformando nuestra isla con tranquila prosperidad.
    En lo alto de la colina y tras el castillo blanco, el sol se está poniendo. En casa del ciudadano Zeroster oscurece y con el ocaso, otro día llega a su fin en la fantástica Isla de los Settlers.

    Escrito por: Zeroster

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