Como cada año por esta época, todos los Settlerianos se preparan para la pascua. En la ciudad se toma casi como una competición, así que en casa de Laguna sus padres le ayudan a adornar la casa con luces de colores y pancartas dando la bienvenida al conejo que traerá los huevos. Pero este año en especial los Settlerianos tienen mucho trabajo en la isla, ya que la ciudad ha crecido tanto que está toda ocupada. Casi a media noche terminan la ardua faena, justo a tiempo para que los niños se vayan a dormir y esperen con ilusión los huevos que traerá el conejo de pascua.
Pasadas 2 horas de media noche, los padres de Laguna se dan cuenta de que el conejo de pascua aún no ha traído los huevos. Asustados, empiezan a buscar el porqué de esto. Tras examinar los lugares por los que solía llegar el conejo, se dan cuenta de que están tapados por plantas de coque y varias residencias nobles. Rápidamente empiezan a despertar a todos los padres de la isla para entre todos conseguir que el conejo pudiera llegar a todas las casa de la isla. Era momento de dejar atrás las competiciones y rivalidades y trabajar todos juntos. Así que, coordinándose, consiguen hacer nuevos conductos que comuniquen por debajo de tierra con los antiguos. Aunque reaccionaron muy rápido, eran ya las 5 de la mañana y no sabían si el conejo conseguiría repartir todos los huevos en el poco tiempo que quedaba para que se despertaran los niños. Cansados de un día de duro trabajo, los padres de Laguna deciden ir a dormir con la esperanza de que el conejo llegue a las casas.
A la mañana siguiente Laguna se despertó como una bala directo al jardín en busca de los huevos de pascua… pero no los encontraba. Fue a la habitación de sus padres con lágrimas en los ojos. Los padres preocupados salieron con Laguna al jardín, y cual fue su sorpresa que encontraron montones y montones de huevos, allá donde miraban encontraban un huevo. Laguna empezó a llorar otra vez, pero esta vez de alegría e ilusión, el conejo de pascua había traído más huevos que ningún año.
Al final del jardín, en el último árbol, los padres vieron que había una nota dirigida a ellos. Se trataba de una nota del conejo de pascua. En ella les agradecía el gran esfuerzo que habían hecho junto a todo el pueblo durante toda la noche para que pudiera llegar a todas las casas y poder regalar un año mas ilusión a los todos los niños. Esta carta despertó el niño interior de los padres y evocó decenas de recuerdos que hicieron que toda la familia llorara de alegría.
Fin
Laguna
03/04/2013 23:51