Vacaciones en la isla de Genoveva:
En la pasada primavera, la alcaldesa Genoveva mandó construir en sus lagos y cerca del mar unas residencias muy peculiares, las llamaron residencias flotantes. Llegaba el verano y las construcciones fueron ya terminadas por lo que Genoveva anunció en las puertas de la casa del alcalde:
“Hola settlerianos, me complace anunciaros que las residencias flotantes han sido ya construidas, por lo tanto podéis parar todas vuestras producciones durante dos semanas y disfrutar de las vacaciones en las nuevas construcciones, algunas con vistas al mar, otras más tranquilas mirando hacia las montañas cercanas a nuestros lagos. Elegid las vuestras y si lo deseáis podéis cambiaros de residencias. A disfrutar de las vacaciones!!”
Todos los aldeanos fueron a avisar a sus familias y pararon la producción de sus zonas de trabajo, se mantendrían estas dos semanas de lo que habían guardado en los almacenes este tiempo atrás.
Avisaron también a los geólogos, que dejaron su puesto de trabajo a punto para ser construida la mina cuando volvieran de vacaciones. Los exploradores, también fueron avisados mediante unos bonitos halcones que les llevaron los mensajes; al recibir esta noticia se dieron más prisa y trajeron mucho mineral de oro, granito y madera exótica.
Todos los colonos empezaron a disfrutar de la tranquilidad de las vacaciones en su isla, sin ningún tipo de ruido, salvo los pajarillos cantando, el romper de las olas con la arena de la playa, las risas de los colonos… Algunos tumbados a la sombra de unas palmeras en sus hamacas, otros preferían estar en la playa bronceándose, otros optaron por nadar en los lagos, a otros les gustaba hacer surf en la playa.
Pasaban los días y todos los colonos estaban muy contentos con estas merecidas vacaciones que disfrutaban a tope día a día. Todas las noches hacían barbacoas en las playas y así disfrutaban más y aprovechaban al máximo este tiempo de ocio.
Pero todo lo bueno llega a su fin y los colonos volvieron a su trabajo recargados de energías para pasar el frío invierno y pensando en las próximas vacaciones, en esas residencias flotantes en las que tan bien se lo habían pasado.