SCRIPT
La una y media de la madrugada era entonces, una fresca brisa de verano hacía balancear los manteles de las mesas puestas expresamente para la ocasión, el equinoccio de verano estaba a punto de llegar, y todos nosotros estábamos allí festejado ese gran día, presididos por la nueva adquisición que nuestros soldados habían traído de aquellas islas lejanas, lo llamaban el castillo oscuro, pero no por su apariencia sucia y de pareces carbonizadas de tantas batallas, sino por todo lo que podía esconder. Ojalá no lo hubieran traído nunca, ojalá se hubiera quedado en aquella isla maldita.
La hora del brindis final se acercaba. El capitán levantó su copa hacia los allí presentes, nosotros mirábamos expectantes a que pronunciara su discurso, el periodo estival estaba a punto de comenzar y todos ardíamos de deseos de poder abandonar por un tiempo nuestros lugares de trabajo. Ojalá no lo hubieran traído nunca, ojalá se hubiera quedado en aquella isla maldita.
- Estimados colonos - empezó su discurso el general - me complace enormemente este año cenar junto a vosotros, llega el verano y con él nuestro descanso, pero no quiero olvidarme de aquellos colonos que nos fueron dejando en el transcurso de numerosas batallas, batallas que han dado gloria a esta gran ciudad. Hoy brindo por sus almas y por los aquí presentes a los pies de este castillo conseguido en la última batalla.
Ojalá no lo hubieran traído nunca, ojalá se hubiera quedado en aquella isla maldita.
Fue en ese momento, cuando todos los presentes levantamos la copa, justo en ese momento, oímos una risa estridente procedente de las profundidades del castillo. Ojalá no lo hubieran traído nunca, ojalá se hubiera quedado en aquella isla maldita. La brisa cesó, una nieblilla anaranjada salían de los respiraderos de las fosas, todos mirábamos confundidos y llenos de terror, alguien salía a pie por la puerta principal, un ser menudo y encapuchado, no podía ser cierto eso no podía estar pasando, todos mantuvimos el aliento.
- ¿Creísteis que la victoria era vuestra no? - dijo aquella voz - ¿qué es aquello que festejáis?, ¿el verano? Pues yo os maldigo a todos y cada uno de vosotros, desde hoy en adelante no tendréis verano, trabajaréis todas las horas día, y solo tendréis luz, no habrá noche para vosotros, trabajaréis y no tendréis un minuto de descanso.
Y dicho esto aquel ser que sólo con sus palabras atemorizaba desapareció y mientras esto ocurría, una palabra apareció en el cielo oscuro, "SCRIPT" después se hizo de día y la noche nos abandonó para siempre
Ojalá no lo hubieran traído nunca, ojalá se hubiera quedado en aquella isla maldita.
Ahora dicen los generales, que han encontrado una solución, "judías mágicas” lo llaman han de reunir 500 para que la noche se haga de nuevo en la isla. Ojalá no lo hubieran traído nunca, ojalá se hubiera quedado en aquella isla maldita.
(Libro: "Memorias de Antónimus", Cuaderno de Historia, Escuela del Pueblo)