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Tema: Historias - Capitulo1 - El comienzo

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    06 jun, 12
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    CAPITULO 1 - EL COMIENZO


    En la calle se oyen rumores, rumores de una bruja, la bruja del pantano la llaman. Cada persona cuenta su propia historia o la que le han contado sus vecinos, historias que suelen ser falsas, imposibles y tan alocadas que no se distancian mucho de los cuentos infantiles para asustar a los niños. Por eso no les suelo dar importancia a los rumores, y menos a éste, cuanto menos estrafalario.

    Soy armero, al menos antes lo era. Siempre me ha llamado la atención el arte de fabricar espadas, de pequeño solía soñar con espadas legendarias, capaces de matar seres mitológicos e invencibles empuñadas en manos de héroes, siempre había soñado con fabricarlas pero nunca con usarlas. Heredé el oficio de mi padre desde muy joven, al principio era reticente a dejarme fabricar mis propias espadas, cada cual más rudimentaria, decia que antes de aprender a fabricarlas debía comprender su significado y hasta los 16 años le estuve observando, el día que los cumplí fabricamos juntos una espada, mi propia espada.

    Mi padre se dirigió a la parte norte del edificio y levantó unos ladrillos del suelo y extrajo una piedrá extraña del interior. Se dirigió a mi y me enseño la piedra, era negra como la noche y brillaba ligeramente con la luz de las llamas, tenía aspecto de ser pesada pero era todo lo contrario, mi padre habia encontrado el mineral en uno de sus viajes cuando era soldado y lo habia ocultado hasta ahora. En su tiempo un mercader le habia dicho que era un material valioso y exótico que se utilizaba en los tiempo antiguos para fabricar espadas a los reyes pero mi padre no se lo habia vendido, no confiaba en los mercaderes. Supuso que en material tan importante podria atraer a gente peligrosa, por lo que decidió esconderlo, hasta hoy.

    Moldeamos el material para forjar la hoja de mi espada, el estilo no era diferente a las demás espadas del ejercito, pero el brillante color negro de la hoja la hacia especial, pensé que pasaría cuando la desenvainara, como reaccionarían el resto de personas a mi alrededor, si tratarían de robarmela o quitarmela por la fuerza. Mi padre interrumpió mi pensamiento, me necesitaba para terminar el pomo, además de armero y herrero no se le daba mal la artesanía, habia tallado dos hermosas cabezas de águila en los dos extremos del pomo, el águila era el símbolo del batallón donde luchaba mi padre, que como muchos otros soldados era supersticioso, simbolizaba la libertad, el control y el patriotismo. Aunque no entendía el verdadero significado del animal, me gustó la idea de llevar un pedazo del único ser querido que tenía, mi padre.

    Aprendí a usarla con mi padre poco tiempo después, desde la primera clase comprendí que lo habia subestimado. Sabía que habia luchado en dos guerras antes de que madre hubiera muerto y que habia sobrevivido a las dos con duras heridas, varias cicatricez en la espalda y una larga que le recorría el brazo derecho. Sin embargo, mi padre no hablaba de esa etapa de su vida, para el era pasado, tal vez porque todavía me consideraba un niño, nunca mencionaba el tema.

    Durante el entrenamiento aprendí a manejar la espada y el escudo, atacar es tan importante como cubrirse mientras analizas al contricante. Mi padre decia que la verdadera batalla se lucha en nuestras mentes, que los movimientos eran prolongaciones de nuestro pensamiento, realizar un movimiento sin esperarte otro puede costarte la vida. Por eso es necesario analizar al contricante, entenderlo e ir dos pasos por delante de él, anticiparte a sus movimientos y contrastar las posibilidades.

    La espada no se me daba mal, era ligera y manejable y podía ejecutar facilmente casi cualquier movimiento. Bloquear era algo distinto, el escudo pesada demasiado para alguien no habituado a llevarlo, mi padre me lanzaba estocadas a posta a la mano izquierda para que no lo dejara caer. Aprendi muchos movimientos, golpes y posiciones, tantos que me costaba memorizarlos y eso era lo más complicado, porque mi padre decia que durante la lucha hay que mantener la mente en blanco, no dejarse llevar por las emociones por intensas que sean y con el tiempo guiarse por el instinto.

    Siempre recordaré aquel día, un mes despues de cumplir los 18, durante un entrenamiento, un fornido soldado cruzó velozmente por la puerta y se acercó directamente a mi padre y le dijo algunas palabras al oído, inaudibles con el crepitar del fuego, a mi padre no pareció gustarle el significado, porque frunció el ceño y casi al instante me dirigió la mirada. Se acerco a mi y me dijo que debia marcharme, que los rumores sobre la bruja eran ciertos y que necesitan reclutas. A mi padre no le gustaba la idea de dejarme marchar pero no podría hacer nada para reternerme, dos soldados me esperaban en la puerta.

    Preparé mi equipaje y me despedi de mi padre, lo encontre en la entrada, esperándome, sentía que estaba triste aunque no lo viera, mi padre no era un persona de emociones pero con el tiempo aprendes a perforar esa coraza y entender lo que realmente piensa. Supongo que tenía miedo de perderme como a madre y quedarse completamente sólo. "Confía en tí mismo, nunca te doblegues ante nadie, lucha por tu vida" me dijo, sujetandome los dos hombros con fuerza mientras me miraba a los ojos fijamente, luego me dió la espalda y se alejó dentro de la armería.
    Última edición por ValentiniX; 22/08/2013 a las 19:32

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